jueves, 25 de mayo de 2017

No decidimos lo que sentimos, sino lo que hacemos al respecto

Aprendiendo a quererme mejor... 

Es curioso. Uno nunca decide lo que siente. Sencillamente, o sentimos o no sentimos. Así de simple. 

Por mucho que intentemos negarnos los momentos que producen las sonrisas tontas antes de acostarte, o cuando te levantas, claro. Todos lo hemos vivido en algún momento de nuestra existencia. Y quien no, es que no ha vivido.

Lo que sí decidimos es lo que hacemos al respecto cuando esos sentimientos aparecen. Aunque nos equivoquemos. Que para eso son los tropiezos, para curarte los rasguños y aprender, por supuesto.

Claro que sí, y ¡¡qué cosas, oiga!! Que eso de crecer llena mucho, aunque sea con tiritas y Betadine. Y si hay que suturar, se sutura, que los puntos que dejan cicatrices bien curadas también son experiencia. 

He aprendido que la vida es para vivirla, no para verla pasar. Qué pérdida de tiempo no hacerlo, ¿verdad?

He aprendido a no pensar en lo que pueda ocurrir, en lo que podría pasar o ser sí... No qué va, ya no. Ya no pierdo el tiempo en especulaciones. ¿Para qué? Lo que tenga que ser, será. Quiera yo o no.

He aprendido a disfrutar lo que ocurre, lo que transcurre, lo que pasa aquí y ahora. Así uno vive mejor, más tranquilo y más feliz. 💙

Especular y hacer conjeturas sobre un futuro que aún está por llegar crea angustia, ansiedad y agobios innecesarios. Esa zozobra que oprime. Y claro, así, como que no, ni hablar. Ya no. 😌

Es fácil. Estoy aprendiendo a quererme un poco más, pero sobre todo, a quererme mejor.





Ilustración: Sveta Dorosheva

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