sábado, 31 de enero de 2015

Las personas no cambian, se moldean...

Hoy he recordado esta reflexión personal que escribí en Mayo de 2014. Os la dejo aquí para inmortalizarla en este espacio, junto con las otras.

"Transcurre el tiempo. Las personas no cambian, se moldean. Las relaciones humanas, amistades, pareja, familia, o se fortalecen, o se disipan en el camino. Y al final, siempre, absolutamente siempre, la mejor escuela es la vida de nuestra propia existencia.

Uno no nace humilde, se hace en el lapso de las experiencias. La arrogancia y la prepotencia no dejan de ser complejos escondidos mal llevados que se exteriorizan en un formato que, en realidad, solo dañan a quien transmite ese sentimiento, sin duda, mal entendido y mal controlado.

Asumir nuestros errores es el primer paso hacia el aprendizaje. Enmendarlos, el segundo paso para ser un poquito más sabios, más humanos... menos soberbios."

Foto: Google Search


La publicación original de mi reflexión: http://goo.gl/hYUxOH

lunes, 26 de enero de 2015

No creo en las listas de propósitos... creo en las acciones.

"No creo en las listas de propósitos, ni tan siquiera en las listas de deseos porque terminan por no cumplirse nunca. Creo en las acciones, o en aquellos sueños que hacemos factibles porque tenemos la predisposición de hacerlos realidad con la pócima mágica de la convicción, la justa testarudez y la eterna perseverancia para hacerlo.

El movimiento se demuestra andando, dicen. Yo lo ratifico. Y como dijo Woody Allen, 'Las cosas no se dicen, se hacen. Porque al hacerlas se dicen solas.'

En esta vida nadie regala nada, pero no nos percatamos del valor de conseguir las cosas por nosotros mismos hasta que somos capaces de entender que es mucho más gratificante lograr nuestros objetivos sin ayudas ajenas. Sí, parece sencillo de entender e incluso parte de un sentido común que a veces falla y del que el ser humano carece.

Pero cuando más valoramos aquello que conseguimos, a todos los niveles, es cuando más esfuerzo requiere llegar a ello. Igual que todo tiene la importancia que uno le da, el valor de las cosas crece cuanto más cuesta adquirirlas. Y a veces, por nuestra insensatez, no lo valoramos hasta que las perdemos. Es parte de la condición del ser humano.

Por eso es mejor HACER que DESEAR. Porque en las pequeñas acciones reside la felicidad más absoluta."


Foto: Google Search

jueves, 22 de enero de 2015

Nos define lo bueno que hay en nosotros. Lo malo forma parte de...

"Hoy he leído: 'Nos definimos por lo mejor que hay en nosotros, no por lo peor que hemos hecho.'

Pues siento discrepar pero, e insisto una y otra vez, somos la suma de nuestras experiencias y emociones, y lo que hacemos con ellas en todo momento. Por encima de todas las cosas debemos ser consecuentes con nuestros actos, sean cuales sean, por pequeña e ínfima que sea su trascendencia.

Y es que todo tiene la importancia que uno le da, pero incluso lo malo que hicimos en el pasado puede, y creo que es, parte de nuestro ser actual. Si bien es cierto que no perdurará para siempre, o sí, de nosotros dependerá que a través del tiempo hayamos aprendido, y sigamos haciéndolo, enmendar nuestros errores. 

Así que puedo estar de acuerdo en que no nos define lo peor que hemos hecho o lo peor de nosotros, pero sí que es parte de uno mismo, de una forma u otra. La cuestión, desde mi punto de vista, es tener claro hacia qué lado de la balanza queremos depositar lo bueno y malo y actuar en consecuencia. En realidad no hay más ciego que el que no quiere ver, y por mucho que queramos mejorar como personas, ¿de qué sirve quererlo si no se admite o no se es consciente del error cometido?

Aprender y corregir nuestros errores es evolucionar, no solo para con los demás, sino para con nosotros mismos."



domingo, 18 de enero de 2015

Nacemos enteros. No somos la media naranja de nadie...

John Lennon dijo ‘Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, y que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta.’

Foto: Benoit Courti

“Y es que pensar lo contrario sería egoísta por nuestra parte e injusto. La única persona responsable de nuestros actos y nuestras decisiones, y lo que estas conllevan, somos nosotros mismos.

El ser humano nace solo y muere solo, aunque a lo largo del camino encuentre con quién compartir su día a día. Sus alegrías y tristezas, sus logros y pseudofracasos en forma de caída, sus preocupaciones y aprendizajes. Sus batallas perdidas que conllevan crecimiento personal, sus sueños y sus sentimientos. Y un sinfín de experiencias que le hacen crecer como persona.

Porque en definitiva, nos enriquecemos de quienes nos rodeamos. De cada ser humano que se cruza en nuestra vida. Incluso esas que nos dañaron y odiamos erróneamente en su día, perdiendo energía mal canalizada. Porque de esas personas, como suelo decir, también se aprende. Aprendemos, sobre todo, a cómo no hacer las cosas. 

Y mientras andamos por el sendero de la vida, qué mejor que compartir a diario la nuestra con quien nos hace crecer y nos sirve de punto de apoyo recíproco para seguir avanzando.”

Foto: Google Search

miércoles, 14 de enero de 2015

Los pseudofracasos son aprendizaje a través de las decisiones...

Hace un momento pensaba en las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra existencia. Y de todas esas situaciones a las que llamamos fracasos, incorrectamente.

Tomamos decisiones desde que nacemos. Más bien nacemos a través de la decisión de otro. Pero para el caso, tomamos decisiones consciente e inconscientemente desde nuestro primer llanto. Tropezamos, nos quitamos los resquicios de amargura y pseudofracaso del hombro con la mano, para que el peso de esto no nos evite levantarnos, y volvemos al rodeo.

Así es el ser humano. Obstinado cuanto menos. No nos damos cuenta de nuestra propia fortaleza hasta que estamos en medio del caos, dispuestos, sin saberlo, a batallar por cuanto queremos y creemos.

A tropezar no se le puede llamar fracaso, aunque a priori estemos convencidos de ello hasta el punto de entrar en un bucle sin salida. La desidia y la ofuscación son el primer efecto, como las contraindicaciones de los prospectos de medicamentos. Reacciones adversas a situaciones que no esperas, que no deseas, que no necesitas erróneamente.

Sí, claro que son necesarios los pseudofracasos. Son necesarios para entender que a través de ellos aprendemos, que a través de ellos nos hacemos más fuertes para poder levantarnos… para poder seguir luchando. Así que no son fracasos, sino pseudofracasos que se convierten en aprendizaje y nos hacen crecer como personas siempre que estemos predispuestos a ello.

Superado el proceso de autoabandono, vamos sintiendo los pequeños golpes a modo de empujón de quienes nos quieren bien, quienes saben estar a la altura de las circunstancias, sobre todo las adversas aunque sea en silencio. Forma parte del sentir. Y entonces toca coger energía para volver a ponernos la armadura.

Siguiente paso del proceso realizado. Otra toma de decisión que nos ha hecho crecer, enriquecernos y aprender de cuanto nos rodea. Pero sobre todo, a conocernos más y mejor a nosotros mismos. ¿A caso no es esto evolucionar?

Foto: Google Search

domingo, 11 de enero de 2015

Transcurre el tiempo de los olvidos...

Hoy me apetece recordar esta reflexión personal que escribí el 5 de mayo de 2014.

"Y transcurre el tiempo de los olvidos. El tiempo de las palabras vacías que llenaron la boca con las entrañas cargadas de falsos respetos.

Transeúntes de la vida que se mueven como hoja al viento al vaivén de los errantes poetas. Haciendo creer al mundo entero que sus canciones acompañan a sus acciones. Descubiertas con el tiempo del descontento orgullo que sale a flote ante las circunstancias de la propia realidad.

Esa que abre los ojos y cierra las bocas que en su día lloraron lágrimas extenuantes, para los que la inocencia consentida y mal trabajada no nos permite ser sectarios de la condescendencia.

Pero aunque las huellas se borran en el camino, no lo hacen con el tiempo incontrolable de la existencia de quienes lo han vivido."

Foto: Google Search

La publicación original de mi reflexión: http://goo.gl/vs2fri

viernes, 9 de enero de 2015

Aligerando el peso de la mochila de la vida...

"Crecer significa desprenderse de lo que sobra en tu camino para dejar espacio a lo que sí importa y te aporta en la vida. Es dejar espacio para lo que está por llegar.

Entre las infinitas tareas personales está la de aprender a filtrar. El exceso de carga no es sano. Ni para quien la soporta y la sufre, ni para quienes están a su alrededor. Porque el daño colateral que ello conlleva es un peso innecesario para ambas partes.

Debemos aligerar el lastre de la mochila de la vida para seguir creciendo, para seguir aprendiendo y viviendo con intensidad nuestra propia existencia. Nadie dijo que vivir sería fácil, pero la vida es para vivirla, no para verla pasar ni sobrecargarla con ajobos inútiles.

Y llegados a este punto, me pregunto el porqué de la sin razón del ser humano que prejuzga las vidas ajenas como si fueran parte de ellas. No tenemos ningún derecho a etiquetar, con y sin desconocimiento. Queda mucho camino por recorrer…”

Foto: Google Search

jueves, 8 de enero de 2015

Nacer significa ir muriendo poco a poco mientras vivimos...

“Ayer pensaba en las complicaciones, en las situaciones delicadas, por así llamarlas, que nos postra ante nosotros la vida. Pensaba en cómo un suspiro de tiempo es capaz de tergiversar radicalmente nuestra existencia. Recordaba que en la vida estamos de paso, sin duda, pero no creo que la mayoría seamos conscientes de ello. Y si lo somos, igualmente asusta.

Nacemos para vivir, y esto lo podría decir cualquiera, pero lo que asusta es el hecho de saber que también nacemos para morir. Transcurre el tiempo, nuestros minutos se convierten en horas, en días, en años que bailan al son de la partitura que erróneamente pensamos que controlamos. El tiempo. Ese factor que inconscientemente dejamos al paso de éste desaprovechando oportunidades y pensando que éstas vuelven o no se pierden. Las oportunidades están para ser vividas, y si decidimos no cogerlas, otras tantas llegarán para hacernos aprender que los errores son parte del proceso, parte del camino para crecer.

Pero al paso de nuestro aprendizaje, mientras crecemos, mientras vivimos, mientras nos hacemos más tontos sabiamente, porque cuanto más aprendemos menos sabemos, nos hacemos también, a priori, más humanos. Nacer significa ir muriendo poco a poco mientras vivimos.

Me pregunto si ya nacemos con sentimientos. Aunque muchas veces la respuesta que me doy es que sí, otras tantas lo pongo en duda por la sencilla razón de que si no tuviéramos ese apego con quien queremos, sea al nivel que sea y a la edad que sea, igual careceríamos de esa parte de nuestra esencia que nos hace más humanos.

El apego. Tan sano y tan dañino inconscientemente. Formando parte de las complicaciones que a veces no buscamos pero nos encontramos, sin previo aviso. Esa necesidad de formar parte de alguien o de algo. Las complicaciones conllevan responsabilidades y decisiones. Nos hacen aprender a equivocarnos sabiamente, porque forman parte del proceso de vivir, de sentir, de fortalecer nuestra propia persona convirtiéndonos en alguien más sensible, más únicos e indiscutiblemente, más nosotros mismos.

Así pues, espero seguir complicándome la existencia, mi propia existencia, porque entonces seguiré dándome cuenta de que sigo viviendo.”

Foto: Google Search


domingo, 4 de enero de 2015

Las relaciones de amistad mal entendidas...

"Hay días en los que se une el sentimiento de impotencia, el de rabia, el de no entendimiento. Se unen al unísono los sentimientos de tristeza, incluso ajena por aquellos que se pierden por el camino de lo que fueron.

Y se me encoge el corazón en un puño hasta que me toca despertar a marchas forzadas para crear una nueva coraza de tiempo caduco, porque no soy así. La vida te curte, dicen. Si bien es cierto que aprendemos a ser más fuertes, a contar hasta mil antes de hablar porque en algunos casos hasta diez no es suficiente (yo misma), aprendemos a ser más humanos (a priori), más personas... más nosotros mismos en un formato un tanto más maduro, más adulto, más sabio... a veces la congruencia no se aplica a todo ser humano. 

En la vida hay que aprender a ser tolerante y respetuoso. La amistad se forja con el tiempo y la reciprocidad. Cinco conceptos que si no van unidos, de nada sirve. Las relaciones de amistad, como todas, son cosa de dos, no se puede ir andando de forma unidireccional, porque entonces, cuando uno despierta, ya es tarde para la bidireccionalidad.

A lo largo del sendero hay que tomar decisiones. Las tomamos a diario para intentar vivir mejor. A veces por necesidad, otras por placer, y otras, sencillamente, por supervivencia. Cambios radicales que ofuscan mi mente ante la duda existencial de las actitudes que sorprenden. Y es que no hay nada peor en esta vida que dejarse manipular de forma negativa para con los demás. 

Los valores de la humanidad se están perdiendo, lamentablemente, en demasía. No se puede pretender ser el ombligo del mundo ni el centro de éste, porque a nuestro alrededor existen millones de ombligos que también tienen una vida para compartir.

Hay días en los que las lágrimas no son más que el sentimiento de impotencia fusionado con la incredulidad de acciones ajenas. Sin anestesia ni previo aviso. Hay que salir de la zona de confort mal entendida de estos terceros para poder respirar con la tranquilidad suficiente que merece nuestra propia existencia. 

Hablamos de decepciones cuando alguien actúa de forma que no esperas, de forma adversa e incluso dañina (sea al nivel que sea). Yo lo llamo aprendizaje… aunque duela.

Al final, la vida es la suma de nuestras etapas, y en cada una de ellas, nosotros mismos somos la suma de nuestras experiencias y emociones, pero insisto, sobre todo somos lo que hacemos con ellas.”

Foto: Google Search