miércoles, 25 de noviembre de 2015

CUANDO EL SER HUMANO INHUMANO OLVIDA EL SIGNIFICADO DE "RESPETO"

Nos empeñamos en pensar que está todo arreglado con reivindicar las causas una vez al año. Nos auto engañamos pensando que por gritar a los cuatro vientos que no debe ocurrir, el problema está arreglado. Sí, el problema. No es UN problema, es EL problema. Uno de tantos, sin duda alguna, pero este problema incluye el hecho, en paralelo, de que el hombre o mujer que es capaz de maltratar a otro ser humano incluso hasta el punto de quitarle la vida, es capaz de cualquier otra atrocidad. 

Como dije ayer en una publicación, los que me dicen que tienen fe en la raza humana, me los quedo mirando con cara de "bueno, sí, vale, estoooo... ejem". Siento generalizar, porque soy consciente de que, afortunadamente no todo el mundo es así, pero ya van tantas desgracias generadas por el ser humano en estos últimos meses... años... siglos... que uno piensa si no sería mejor empezar de cero y quedarnos en el Paleolítico. Y cuando empiezas a volver a creer en las personas... otro atentado, otra desgracia, otro genocidio, otra atrocidad…  otra gilipollez humana del ser humano inhumano.



Hace un año escribí: ”Jamás entenderé las mentes enfermas que dañan por placer. Seres humanos que se regocijan con la sin razón de maltratar por mera diversión o por el descontrol de su mente trastocada. Poniendo encima de la espalda ajena el peso de la desgracia. La carga involuntaria de la culpabilidad y el miedo de quienes lo padecen. La carga casi eterna de la negación que habita en quienes lo sufren.

Y a su alrededor, quienes la congoja y la impotencia les ahoga en muchos casos. Otros, la ignorancia, el silencio y el desconocimiento. Algunos, afortunadamente, la valentía de dar pasos. Esos que deben empezar por quienes la tortura les consume la personalidad y su propia existencia día tras día.

Hay que hacer entender que no se está solo. Hay que concienciar año tras año, día a día, segundo a segundo, que las heridas físicas se curan pero otras matan. Las heridas psicológicas a veces permanecen aletargadas hasta que algo las despierta. Pero se superan demoliendo los recuerdos de lo que silenció esa vida durante un tiempo finito. Nadie es dueño de tu vida para destruirla.”

Y es que cuando perdemos nuestros principios, le sigue la pérdida de nuestros valores. Y en consecuencia, la propia personalidad y condición humana. Y sin ésta, la esencia de cada uno de nosotros es inexistente.


Somos la suma de nuestras experiencias, pero también lo que hacemos con ellas después de vivirlas, a veces, en demasiadas ocasiones, condicionadas por nuestro alrededor. La vida es para vivirla, no para verla pasar, pero sobre todo, la vida es para RESPETARLA, la nuestra, por supuesto, pero también la ajena.