viernes, 29 de diciembre de 2017

SOMOS LA MEDIA NARANJA DE NOSOTROS MISMOS. 😊🎈

Entendí que la vida a veces se pone muy jodida. 
Así, con la boca grande y la mente cerrada. 
Con el vaivén de una sociedad marchitada que solo grita estereotipos nauseabundos de lo que han estipulado como “normal”. 

Qué manía esa. Pensar que debemos ser la media naranja de alguien. 
Que sin alguien no somos viento, ni sueños, ni retos… ni vida.
Y claro, así, no.
No, ni hablar.
No nunca.
No siempre.
No tú.
No nadie.

Nacemos siendo la parte completa de nosotros mismos. 
La media naranja de nuestra otra mitad.
Así, con el amor propio subido por montera. 

Y qué bien nos queda ese vestido de autoestima. 
Hace juego con esa mirada de libertad.
Pero libertad de palabra, no solo de mente.
Libertad de hechos, no solo de sueños.

Libertad para volar con los pies en el suelo, y la mente en las nubes de lo tangible, de lo palpable. 
De lo que se puede realizar porque tenemos la entera convicción de hacerlo posible. Y PUNTO.

No la "libertad" metida en esa jaula manipulada por el antojo ajeno de quienes anulan los principios de la moralidad más básica. 
La nuestra.
La tuya.

La de todos.



jueves, 21 de diciembre de 2017

Cuando aprendes a desnudar la osadía

Aprendí a dejar de ser reprimida por miedo. Reprimir emociones, sensaciones, experiencias y pensamientos. 

Buscando la aprobación de una sociedad cada día más marchitada y mustia por los estereotipos de lo supuestamente correcto. Y claro, así, no. 

Aprendí a ser la descarada que hay en mi. Pero con clase, oye. La clase por encima de todo. 

Como si no supiéramos ser vulgares y groseros cuando nadie nos mira, cuando nadie nos ve… o alguien, quién tú elijas, claro. 

Ese alguien que no te mira como si fueras ordinario. Ese alguien que te observa con ternura cuando te pones en modo trivial y pedestre. 

Y gusta, eso gusta… vaya si gusta. Que no te miren por encima del hombro. Ni por debajo, claro está. 

La terneza y requiebro de las miradas que piensan en toda la sana locura que reside en ti, leyéndose a través de esas sonrisas que llevan el nombre de ternura.

Aprendí a desnudar la osadía y ponerla encima la mesa. Así, con la transparencia de las circunstancias. 

Que no estamos ya para ir poniendo lazos de regalo a la cordura y a la contención del castigo cuando nos cohiben.

Y fue entonces, ha sido entonces, desde que me puse por montera el amor propio, cuando renací. Cuando me redescubrí. Cuando entendí de qué va esto de la vida.

Déjate de memeces del qué dirán. Del qué dirán no se come. Ni se respira. Ni se aprende. Ni se crece. Ni mucho menos se vive.

VIVIR, del verbo “ese rato que pasas cuando no te estás preocupando en exceso por lo que no te aporta.”

Mientras inviertes tiempo en quien no te aporta, dejas de hacerlo en quien sí. En ti, por ejemplo.

Recuerda: Los demás van a respetarte cuando comprendas que el primer respeto es el que te debes a ti mismo. Porque si de alguien vas a ser siempre, pase lo que pase, es de ti. Y punto




domingo, 26 de noviembre de 2017

Ese cáncer de la sociedad llamado VIOLENCIA DE GÉNERO

VIOLENCIA DE GÉNERO… ese cáncer de la sociedad.

Fue ayer. El Día Internacional Contra la Violencia de Género. Pero los que me conocéis sabéis que suelo ir a contra corriente. 

Ayer lo recordaba todo el mundo. Hoy lo recuerdo yo porque, seguramente, muchos habrán olvidado qué día se celebraba ayer. 

Jamás entenderé las mentes enfermas que dañan por placer. 

Seres humanos que se regocijan con la sin razón de maltratar por mera diversión o por el descontrol de su mente trastocada, poniendo encima de la espalda ajena el peso de la desgracia. 

La carga involuntaria de la culpabilidad y el miedo de quienes lo padecen. La carga casi eterna de la negación que habita en quienes lo sufren.

Y a su alrededor, quienes la congoja y la impotencia les ahoga en muchos casos. Otros, la ignorancia, el silencio y el desconocimiento. 

Algunos, afortunadamente, la valentía de dar pasos. Esos que deben empezar por quienes la tortura les consume la personalidad y su propia existencia día tras día.

Hay que hacer entender que no se está solo. Hay que concienciar año tras año, día a día, segundo a segundo, que algunas heridas físicas se curan pero otras matan. 

Las heridas psicológicas a veces permanecen aletargadas hasta que algo las despierta. Pero se superan demoliendo los recuerdos de lo que silenció esa vida durante un tiempo finito. 


NADIE ES DUEÑO DE TU VIDA PARA DESTRUIRLA. Ni tan siquiera tú con tu silencio.

¡NO! del verbo "jamás dejaré que tu inseguridad arranque y deteriore mi DIGNIDAD." 



martes, 21 de noviembre de 2017

CONTORSIONISMO, del verbo... 🎈

Y nos dijeron que la vida iba a ser bonita. 
¡¡Joder si lo es!! Vaya si lo es. 
Tan bonita como tus ojos quieran verla. 
Así de simple. 
Así de fácil. 
Así de complicado... a veces.
Hasta que te limpias los ojos, claro. 

Aunque sea frotándolos con esa mezcla de rabia y pasión. Y entonces, ves luz y color. 
Y te percatas de que es asquerosamente precioso volver a despertar. Renacer.

Porque claro, la vida también tiene sus infiernos. ¿Para qué vivir siempre en el cielo si podemos flirtear con los demonios aunque sea durante un breve tiempo caduco? 

Esa nostalgia mal entendida que confundimos con la melancolía de los sentimientos pasados que quedaron en el letargo de lo mundano. 

Y así se construyen las heridas mal curadas. Y no, así no. No... ni hablar.

Porque sí, créetelo, también hay cicatrices bonitas que nos recuerdan que vivimos historias preciosas.

A veces, solo a veces, debes contorsionarte para lamer(te) las heridas de la vida, allí donde no llega nadie.

Te prometo infinitas veces que no pasa nada. 

Cuando eres conscientes de que has batallado para sobrevivir, te percatas de que todo cuanto sufriste en su día, te ha hecho ser la persona que eres hoy. 

Más capaz.
Más resiliente.
Más segura.
Más excelsa.
Mejor persona… 
Más TÚ.


Y de eso va la vida... Y punto.



sábado, 18 de noviembre de 2017

NOTA MENTAL: TÚ. ❤️🎈

Entendí que la vida no es la que da muchas vueltas como nos hicieron creer. 

Que somos nosotros los que las damos al son de las decisiones que tomamos ante cada circunstancia de la vida. 
Nuestra propia vida. 
Sí, la nuestra, que para algo es nuestra.
Y claro, así, sí.
Sí siempre. 
Sí a todo y con todo.
Sí, y punto.

Que crecer bajo la (o)presión de la sociedad a veces es agotador. Pero que nadie tiene derecho a marchitar nuestros sueños. 

Pobre tú si dejas de soñar porque intentaron intoxicar tu ilusión. 

Hablamos del respeto que no recibimos, pero no nos planteamos si nuestro respeto va más allá de las circunstancias propias o si acarician las ajenas. 

Nos llenamos la boca de tolerancia y dejamos detrás el rastro del respeto perdido hacia los demás, y hacia ti mismo. 
Y claro, así, no.
Pues no.
No, ni hablar.
No nunca.
No y punto.

Y la pregunta sigue bailando al son discordante de la obra de teatro que tengo ante mi llamada vida, ¿cómo se puede respetar a alguien si antes no nos respetamos a nosotros?

Los demás van a respetarte cuando comprendas que el primer respeto es el que te debes a ti mismo. 


NOTA MENTAL: TÚ. 
Es decir, tú mismo. 
Y no es egoísmo. 
Es amor propio. 
Es respeto por lo que eres, por quién eres. 
Y ya.


jueves, 2 de noviembre de 2017

Jugamos a ignorarnos, hasta que la vida nos puso de frente

IGNORAR, del verbo "hasta que la vida nos pone de frente." 🎈🎈

Sirva el mensaje para cualquier tipo de relación humana. 

La vida, esa que  dicen que da tantas vueltas.
Esa que te marea cuando pierdes el norte.
La misma que te permite poner cada cosa en su sitio.

Esa vida que dicen que con el tiempo todo se cura. 
No, no ni hablar. 
El tiempo no cura nada.
Somos nosotros los que decidimos curarnos.
Los que decidimos colocar cada cosa en su sitio, en su lugar, en su espacio... 

Es ubicuidad de la trascendencia que damos a cada cosa, a cada persona. 
La vida, esa que nos enseña a priorizar, a reconstruir una vez tras otra la escala de valores.
Nuestros valores en función de nuestras emociones y nuestro aprendizaje.

Tu vida. Ese tiempo en el que vives porque te desvives. 
Ese espacio transitorio de un tiempo caduco.
Esa suma de momentos intangibles que abrazas cuando todos piensan en la suma de lo tangible.

Vivir detrás de la ignorancia... ¡¡qué ilusos!!
Y así, pues no, no ni hablar. 
Así no, y punto.


VIVIR con todas las consecuencias de convertirnos en coleccionistas de historias... nuestras historias. 

Y jugamos a ignorarnos... hasta que la vida nos puso de frente.


miércoles, 1 de noviembre de 2017

VOLAR, DEL VERBO... 🎈 ✈️ 🚀

Hay verbos capaces de cambiar el concepto de las alturas.
Cambiar el concepto de los sueños. 

Sentir que no es necesario estar durmiendo para soñar. 

Que los mejores sueños son los que se viven despierto. 
Que eso que llaman amor llega cuando menos esperas que llegue. Cuando no lo ansías.

Y que tal como llega, se va cuando no cuajan las cosas...
...hasta que te percatas de que deben condensar contigo mismo, antes que con lo ajeno, con lo que no te involucra directamente a ti en su existencia.

Hay verbos que merecen ser reeditados. Y eso, para qué engañarnos, es algo con lo que me apasiona (con)jugar. 

Porque la definición de algunas palabras cambian en función de las circunstancias. 
Cambian en función del entorno.
Cambian porque hay motivos para interpretarlas desde otras perspectivas.

Cambian como el Caleidoscopio que recordamos, aletargado en nuestros recuerdos.
Cambian diciendo lo mismo, pero menos dramático, con más ternura, con más requiebro... con más pasión.

Cambian por el excelso hecho de su naturaleza intangible.
Y porque sí, cambian porque sí, y punto. 


Porque VOLAR, bien podría venir del verbo "no es necesario estar en las nubes para sentir la libertar de soñar." Y ya. 🎈



domingo, 29 de octubre de 2017

Y la vida hizo aquello que sabe hacer tan bien...

Lo tenemos mal entendido. Seguimos ofuscados y confundidos.

Reiteramos nuestra creencia en que el poder del ser humano radica en el odio, incluso en el nuestro propio por una mala gestión del querer(nos). 

Llámalo odio o mala gestión de las emociones focalizadas en el bien colectivo, y en el de uno mismo.

Y en realidad, el verdadero poder del ser humano nace, en su origen, en su génesis, precisamente en la VERDAD.

Navegamos a la deriva en el mal concepto de una fortaleza que ignoramos. Como hojas al viento pensando que la verdad nos debilita. 

Y lo que parece que ignoramos, es que la verdad nos ayuda a ser más resistentes, amalgamada con amor propio y autoestima para convertirnos en resilientes.

La vida hizo eso que sabe hacer tan bien... recordarnos que no se puede morir en vida. 


Que aquello que pensamos que nos deja aletargados, esconde justo lo que nos ayuda a seguir creciendo, seguir evolucionando, seguir mejorando y, lo más importante... seguir viviendo.


viernes, 27 de octubre de 2017

CURIOSIDAD, del verbo... 🎈✨

Dice el dicho que la curiosidad mató al gato. Yo creo que lo hizo más sabio, más audaz, más inquieto y más curioso aún si cabe. 

Entendí que después de descubrir tantos mundos ajenos, era momento de descubrir el mío propio. 
De descubrirme a mi.
De entenderme a mi.
De enfadarme conmigo, también, para conocerme más, y sobre todo, mejor.

De aprender a quererme mejor, porque más es solo un adverbio de cantidad. Y no.  

Entendí que la curiosidad hace de la inquietud por saber, a una persona más sabia, más generosa, más sosegada en conocimiento, pero más hambrienta por seguir aprendiendo.

Entendí que después de tanto tiempo navegando a la deriva, nada fortalece tanto el cerebro humano como la curiosidad.

Esa inquietud por crecer. Pero crecer bien, desde dentro.

CURIOSIDAD, del verbo "seguir descubriendo mundos para encontrar el nuestro." 🌟🌟

Alguien me pidió una vez que hiciera uno de "mis verbos" con la palabra CURIOSIDAD. 


Pues no se me ocurre una metáfora mejor que hablar de DESCUBRIR MUNDOS, y todo lo que ello conlleva. Sobre todo, el nuestro propio. 


domingo, 22 de octubre de 2017

A veces no soltamos. Sencillamente...

Nos ofuscamos. Claro. Nos ofuscamos sin pensar en qué nos ata realmente a algo o a alguien. 

Nos olvidamos de que somos nosotros mismos los únicos que debemos gestionar nuestras emociones. Y claro, así, no. 

Dejamos que los demás gestionen nuestras emociones por nosotros, consciente o inconscientemente. Y claro, así, no.

Pensamos que el mundo se acaba cuando sueltas... o te sueltan. Y claro, así, no. 

Des-ata lo que no te aporta.
Des-ata lo que no te hace feliz.
Des-ata lo que no te deja dormir tranquilo.
Des-ata lo que no te hace crecer.
Des-ata lo que te atormenta.
Des-ata lo que te angustia.
Des-ata lo que no te deja respirar literal... y metafóricamente.
Des-ata lo que no te deja compartir. Ese ni contigo ni sin ti tan tóxico, tan envenenado de muerte en vida.

Qué manía esa, la de pensar que las ataduras son sanas. 

Nos olvidamos de que no sería necesario soltar si gestionáramos las emociones de forma más inteligente. 
Y me incluyo la primera en ese proceso de aprendizaje.


Y es que a veces, no sueltas. Sencillamente te percatas de que nada te ataba.





viernes, 20 de octubre de 2017

TÓCA(ME) AQUÍ...

Qué manía esa, pensar que con tocar la piel es suficiente.

Que con decir palabras bonitas y excelsas cambias el mundo de alguien. Sí, claro, momentáneamente, de forma efímera, perecedera.
Y no, no es suficiente.

Que con miradas uno se alimenta para siempre... incluso sin mirar, así, con la nostalgia de las historias pasadas. 
No, así no. 
Tampoco...

Qué manía esa, pensar que somos inmunes a las caricias que duran toda la vida. Joder si duran... algunas para siempre.
Seguro que también las has vivido.  

Pero de verdad, si tienes que tocar, tóca(me) aquí. Justo en ese punto donde (me) cambias la vida.

Aquí, acariciando donde no se ve, donde no se toca.

En ese punto sublime donde tiene(s) el poder de dar vida y quitarla para besar el lodo durante un breve tiempo caduco.

Sí. Es tiempo de cambiar vidas. 
Tiempo de cambiar la vida. 
Tiempo de cambiar tu vida. 

De cambiar(te) TÚ para seguir viviendo.


sábado, 7 de octubre de 2017

SUPERVIVENCIA 🎈

Caer y levantarte. De eso va la vida. 
Sacudirte el lodo y volver a la carga aunque la vida se ponga muy puta. Que se pone, ¡¡vamos si se pone!! 

Nada de "borrón y cuenta nueva", que lo "malo" vivido es lo que nos enseña a aprender. 
A sobrevivir. 
A crecer. 
A mejorar. 
A evolucionar. 
A mutar si es necesario... y punto. 

De eso va la vida, de aprender a ser resilientes. A reírnos de las heridas para aprender a curarlas a lametazos. 

Y qué bien sabe la satisfacción del sosiego cuando cicatriza por méritos propios, oye. 

Y así, sí.
Sí siempre.
Sí, sin duda.
Sin dudas.
Si dudas, no.
Con dudas, no.
Con decisiones. Incluso sin decisiones convertidas en decisiones en sí mismas. 

Esas no decisiones que vestimos con soberbia entereza dictando sentencia. La sentencia de creer en el amor propio.


SUPERVIVENCIA, del verbo "borrón y sonrisa nueva". Eso es lo que realmente importa. Eso es lo que realmente importas. Suelta... y ya.


domingo, 24 de septiembre de 2017

DEBERÍAMOS PEDIR PERDÓN A LA VIDA

Ayer hizo nueve años. Nueve años que algo decidió llevarse a uno de mis mejores amigos. El mejor de todos por aquél entonces. David murió en un accidente de coche.

La sin razón de la vida que a veces es caprichosa. Recuerdo la llamada de mi madre como si fuera ayer. Sus palabras exactas. Mi incredulidad. Mis lágrimas. Mi todo arrancado de cuajo… sin piedad, sin anestesia. Yo estaba en Almería, trabajando.

Ayer su hermano publicó una foto suya. Rompí a llorar a lágrima viva. Volvieron todos y cada uno de los recuerdos vividos y compartidos. Nuestras peleas, nuestras salidas, nuestras cenas, nuestros descojones, nuestro intentar salvar el mundo… hacerlo mejor. 

Puta vida caprichosa… 

Hacía 8 años que no escribía nada sobre él y el fatídico día. Y aunque me emocione, ya no duele. Dejó de doler cuando comprendí que no se puede luchar contra natura, contra la vida. Convertí el dolor en resignación. La resignación en tristeza. La tristeza en aceptación. Y la aceptación en recuerdo eterno. 

El dolor de la muerte ajena no depende tanto de la edad como aceptación, si no de lo que te unía a esa persona. Cuando decimos que la muerte de una persona mayor es ley de vida, no exime el hecho de que duela tanto o más que la ida de una persona joven. Insisto, depende siempre de lo que te unía (te une) a ella. 

Dichoso apego mal gestionado…

Esa inteligencia emocional para la que no estamos preparados, porque no nos preparan. Sí, es cierto que todos comprendemos la muerte como parte del proceso. El proceso de vivir, que ya desde que nacemos empezamos a morir. 

Pero no nos preparan para la muerte prematura. La muerte ajena prematura. O lo que nosotros pensamos que es prematura. Porque todo, absolutamente todo, ocurre por alguna razón. Y nos ofuscamos por el desconocimiento de dicha razón que no comprendemos. Y claro, no aceptamos.


Deberíamos pedir perdón a la vida. Por morir en ella cuando aún somos capaces de vivir. 



sábado, 23 de septiembre de 2017

SOLTAR, del verbo...

SOLTAR, del verbo "si nada bueno te aporta, deja ir para volver a ser feliz." 🎈

Suelta ni no te llena.
Si no te hace reír.
Si no te despoja sonrisas.
Si no te conmueve.
Si no te roba suspiros.
Si no te deja sin palabras.
Si no te dan ganas de gritar. Sí, gritar al mundo. Para bien, gritar bien, y no a mal ni para mal. 

Suelta si no te motiva.
Si no te ilusiona.
Si no te inspira.
Si no te enerva porque buscas la imperfecta perfección.
Si no te dan ganas de llorar, a veces, solo a veces. Y de felicidad, claro. Si no, no. Y punto. 

Suelta si nada bueno te aporta.
Si no te hace ser tú mismo. Tú misma. Nosotros... vosotros.

Déjalo ir. Sea lo que sea, quién sea, suelta para volver a ser feliz. 💚



lunes, 11 de septiembre de 2017

ESA DIFERENCIA LLAMADA DEMOSTRACIÓN 💙

Y nos ofuscamos en las palabras. En esos escritos excelsos que enamoran el oído, la vista y las circunstancias. Las circunstancias de las entrañas, claro.

Esos suspiros remendados por unos “te quiero” que llenan momentáneamente. Que apabullan con el tiempo de la sequía como el agua de la deforestación. Carente de su existencia.

Pero claro, en los momentos arcaicos de la desesperación todo el mundo quiere, incluso sin querer. 
Y claro, así, no. 
No y punto. 
No nunca. 
No y ya.

Qué manía esa, la de querer mucho pero querer a medias. 
No hay que aprender a querer tanto, si no mejor. 
Quiere menos, de verdad.
No te llenes la boca de tantos “te quiero”. 
En serio, no quieras tanto, pero quiere bien. 
Quiere de verdad.
De verdad.
Quiere.
Quiere bien.

Porque todo es mucho más sencillo cuando entendemos que la diferencia entre decir “te quiero” y querer, se llama DEMOSTRACIÓN. 
Y claro, así, sí… 
Así siempre. 

Sí, siempre.


domingo, 3 de septiembre de 2017

Sonrisa perenne hasta cuando bailo con mis demonios

Querida vida. Si ayer te enseñaba a sonreír, hoy te juro y perjuro que mantendré la sonrisa perenne hasta cuando baile con mis demonios.

Que los miedos entiendan que no me río de ellos, si no con ellos. 

Que hay que hacer las cosas con pasión hasta cuando estás en el suelo. Besando el lodo, oliendo el fracaso hecho experiencia. Acariciando eso que llaman aprendizaje. De eso va la vida. Y ya. Y punto.

Que todo recuerdo arcaico que nos dio oscuridad se marchita cuando sonreímos, cuando acumulamos emociones y experiencias a través de nuestra existencia. De eso va la vida. Sí. 

Esos pequeños e inverosímiles momentos que hacen grande nuestra vida. Así, sin más... pero sin menos también (y tampoco).

Que nada es eterno. Las estrellas ya lo dijeron, los fugaces somos nosotros. Y aquí andamos, como si la vida nunca nos hubiera golpeado, sonriendo hasta cuando bailamos con nuestros demonios.

Esos miedos hechos palpables. Miedos mal entendidos, mal comprendidos, mal gestionados. A los miedos no hay que temerlos ni eliminarlos. Hay que comprenderlos para vivir en simbiosis con ellos.

Aprende a quererte, de verdad, aunque sea un poquito cada día. Quiére(TE)me, así, con TE de TÚ, de TI, de Amor Propio, de Autoestima. 


Con TE de Te Emociono porque ME emociono.


lunes, 28 de agosto de 2017

PERSONAS SERENDIPIA. Personas regalo

No es solo mi marca personal. No es solo una de las tantas palabras que llevo tatuadas en mi piel. No es solo el nombre de mi blog profesional. 

No es solo una palabra que se ha puesto de moda. No es solo eso… es más. Serendipia es todo. Sí, TODO.

Y con todo me refiero a que todos somos Serendipia. He llegado a la conclusión que somos Personas Serendipia. Y así nos he bautizado. Siempre somos el encuentro fortuito de alguien mientras buscaba otra cosa. O sin buscar.

Las redes sociales nos han permitido ser personas Serendipia para muchas otras tantas que nos han encontrado sin pretenderlo, sin preveerlo. Sin buscarnos. 

Personas que son regalo. Como esas caricias donde uno podría quedarse a vivir aunque fuera un breve tiempo caduco. 

Me siento afortunada. Estoy rodeada de personas Serendipia. Personas regalo. Personas que hacen que mi vida tenga más sentido que si no formaran parte de ella, de mi existencia.

Personas que hacen que Serendipia tenga más valor en mi vida. Más aún si cabe del valor diario que ésta conlleva.

Y sonrío. Sonrío cuando me mandáis enlaces con imágenes de productos con la palabra regalo, con Serendipia, porque os ha recordado a mi. 

Sonrío cuando veis anuncios en la televisión donde sale la palabra Serendipia y me escribís privados para decirme que os habéis acordado de mi. Sí, sonrío cada vez que hacéis esto y más, que es muy a menudo.

Sonrío porque no sois conscientes de que todos vosotros sois parte de mi Serendipia. La que tiene que agradeceros soy yo a vosotros, no vosotros a mi. 


Gracias de corazón a todas esas Personas Serendipia que lográis que, una parte de mi, alcance ser quién soy. Sí, GRACIAS. 


SERENDIPIA, del verbo "gracias por aparecer en mi vida sin pedirlo. Sin preveerlo." Porque claro, así, sí. Sin dudarlo. Sin titubear. Sin pensarlo. Sin... con TODO. 


sábado, 26 de agosto de 2017

PALABRAS PARA NO OLVIDAR

La vida, esa suma de ✳️ SONRISAS, risas y carcajadas. De silencios compartidos con otros… y contigo mismo, claro. Estos últimos que tantísimo nos hacen aprender a ser mejores. Mejores con nosotros para serlo con los demás.

He aprendido a no juzgar sin saber, e incluso sabiendo, he aprendido a ser tolerante. Aunque deba mejorar lo presente, seguro.

✳️ TOLERANCIA, preciosa palabra que no implica estar de acuerdo con las ideas u opiniones de los demás, si no respetarlas. El respeto, ay, el respeto… 

✳️ RESPETAR, otra preciosa palabra que hemos distorsionado para convertirla en algo mundano, frívolo… secular. Ya no respetamos, ni el hecho ni la acción, ni el concepto del propio verbo.

He aprendido que la ✳️ AMISTAD, igual que la confianza, ni se regala ni se da. Se gana. Pero que incluso la amistad verdadera es capaz de romperse por situaciones que creemos que son más fuertes que nosotros. Qué ilusos somos. Nada es más fuerte que nuestras ✳️ DECISIONES.

En realidad, somos la suma de nuestras decisiones y nuestras no decisiones. Las segundas ya lo son en si mismas a partir del momento que decidimos no decidir. Sí, decidir NO DECIDIR.

He aprendido que las emociones que se generan en el cerebro, es decir, todas, afectan en demasía y de forma complicada al corazón. 

✳️ COMPLICARSE, otro verbo que se ha hospedado en nuestras vidas como los parásitos que absorben la energía. 

Dice la ✳️ VIDA que no es necesario que nos la compliquemos, que ella solita lo hace maravillosamente.

He llegado a la conclusión de la no conclusión con el ✳️ AMOR. Concepto tan sumamente amplio que no me fío en absoluto de aquellos que dicen conocerlo bien. Todos hemos vivido ese sentimiento en nuestra piel. Lo hemos disfrutado, sufrido, marchitado. Hemos aprendido de él, crecido con él, mejorado con él… 

Somos la suma de nuestras ✳️ EMOCIONES y sentimientos. La suma de nuestras decisiones. La suma de nuestras sonrisas… y de nuestras lágrimas, por supuesto, que también hacen ser quienes somos. 

Estamos hechos de ✳️ HISTORIAS, de momentos y experiencias llamadas vida. Y claro, así, pues sí. Sí cada momento. Sí cada día. Sí siempre. Sí, SIEMPRE.



viernes, 25 de agosto de 2017

EDICIÓN LIMITADA. Sí, tú mismo.

Qué manía esa, querer ser alguien que admiramos o pensamos, erróneamente, que es mejor que nosotros. Cuando deberíamos empezar por entender que somos una EDICIÓN LIMITADA. 

Sí, la nuestra, edición limitada de nosotros mismos, claro. Y así, sí. Sí siempre. Hasta el fin de nuestra existencia.

Limitada, sinónimo de ÚNICO, del verbo "voy a aprender a quererme bien, para llegar a quererme mejor y no necesitar ser nadie que no sea yo mismo."

Cuán difícil nos lo pone la sociedad que intenta marchitarnos la conciencia y la esencia de lo que somos. 

Cuán difícil nos lo ponen ciertas personas tóxicas que nos consumen el alma escudriñada para mal. Negando la evidencia de una verdad absoluta equivocada llamada dependencia.

Nadie es dueño de tu vida, y menos aún de lo que eres, de quién eres, de cómo eres, de tu esencia... de ti.

Y nos ofuscamos entre lamentos de lo que especulamos sobre un futuro incierto. Hasta que discernimos que es el aquí y ahora. Que hay que vivir, y que sea lo que tenga que ser. 


Cuán fácil es, entonces, comprender que si es contigo, sí. Sí siempre. Contigo mismo, claro. Para que luego pueda(s) ser con los demás. 


martes, 22 de agosto de 2017

Permítete caer

Permítete caer. De verdad, no pasa nada. Permítete ser humano, SER-HU-MA-NO. 😌

Permítete tropezar, desfallecer. Permítete colisionar con tu existencia, con la vida que te da cobijo... que te alberga y te refugia.

Permítete besar el suelo de la derrota durante unos segundos... minutos... el tiempo que creas conveniente para poder coger impulso y cruzar la tormenta.

Permítete pensar que caes con la condición de que luego te levantarás con más fuerza para llegar más lejos. 

Nos ofuscamos con las caídas. Y claro, así, no. No ni hablar. Pero con cada una de ellas alimentamos la resiliencia que reside en nosotros. Sí, en todos y cada uno de nosotros. 

Resiliencia, qué preciosa palabra. Qué bonita eres. Sí, bonita por lo que conllevas. 

Porque nunca se es tan fuerte como cada vez que tienes que levantarte de la caída. De todas ellas, claro. De cada una de ellas, por supuesto. 

Y aquí andamos, como si la vida nunca nos hubiera golpeado. Qué tonta ella. Qué tonto tú, que crees que no vas a volver a caer. 


De verdad, insisto, permítete caer. No pasa nada mientras luego cojas impulso desde el suelo.


sábado, 12 de agosto de 2017

Tengo ganas de no quedarme con las ganas...

Tengo ganas de no quedarme con las ganas. De decirte tantas cosas que callamos. 

Que el silencio alimenta lo hiriente de las palabras que nunca pronunciamos.

Que todos bailamos con nuestros demonios. Con caricias incluidas. Con miradas inciertas en la nada.

Que la vida es besar el suelo para saber a qué saben los tropiezos. A qué saben las oportunidades perdidas. El lodo de lo desvanecido. 

Que la distancia son solo nueve letras ordenadas por quién sabe qué perdió y dónde. 

Que la vida es la suma de nuestras decisiones y nuestras no decisiones. Todas ellas lo son en si mismas.

Como también lo es la suma de las personas que forman parte de tu existencia, y de lo que eres. De lo que dejaste de ser por ser quien eres. 

Que las personas que te importan no deberían quedarse entre silencios. Silencios de la duda, vestidos de lo importante. El desasosiego que marchita. Te marchita. Y claro, así no.

Y aquí andamos, como si el mañana fuera un futuro lejano, y lo tenemos a la vuelta de la esquina. La jodida esquina que llega con las circunstancias del revés.

Y pensamos… 

Sin él estoy perdida.
Sin él mi vida no tiene sentido.
Sin él estoy vacía.
Sin él no soy nadie.

Y ciertamente, tenemos razón. Sin nuestro amor propio no somos, ni nunca seremos, (de) nadie. No hablo de alguien ajeno a tu propia persona. Si no de ti. Sí, TÚ.

Anduvimos por la calle de la nostalgia durante un breve tiempo caduco. 

Aprendiendo de la vida más que de los libros.

Sucumbiendo a los pecados que nos llenaron los vacíos mal entendidos, mal gestionados, mal de todo y de todos, de muchos al menos. 

He llegado a estar en la luna y quedarme en ella mientras observaba cómo se alejaban los susurros. Hasta que me di cuenta que la luna te la regala cualquiera. Los susurros también. Los suspiros no, no te los provoca cualquiera. Y el aliento tampoco, tampoco te lo quita cualquiera. 

Y dejamos pasar el tiempo. A ver si con suerte las heridas curaban y quedaba una bonita cicatriz. Pero hasta para eso hay que cuidar lo que importa, o lo que importó en su día, aunque ahora ya no. Porque somos la suma de todos esos momentos vividos, esos recuerdos hechos cenizas.

Y mañana será otro día jodidamente maravilloso en el que pintaré mis lágrimas de colores y purpurina. Porque he venido a dejar huella en esta vida. 

Vida que te va quitando todo con suma perseverancia y paciencia, pero al unísono con ella, voy construyendo una colección indecentemente infinita de momentos mágicos perecederos. Sí, para los restos. Para siempre.

Y así, claro, así sí. Así cualquiera se me pone delante a hacerme frente. Y punto.