viernes, 28 de julio de 2017

Colecciona momentos, no cosas.

Alguien dijo una vez, COLECCIONA MOMENTOS, NO COSAS. 😌

Desde que descubrí que me aporta más coleccionar historias, experiencias y momentos, he aprendido el sosiego que dan los recuerdos bonitos.

He aprendido que el amor no se compra. Hay que cuidarlo a diario. Por poco que sea. Poco siempre es más que nada. Y claro, así, sí. 💙 Aunque a veces no es suficiente, admitámoslo.

Que la amistad requiere casi de las mismas necesidades y mimos que el amor. Al fin y al cabo, en muchas ocasiones, en casi todas más bien, van intrínsecos.

Seguimos insistiendo en querer mucho, cuando en realidad hay que aprender a querer mejor. En serio, piénsalo.

He aprendido que cuando alguien te importa de verdad, no regalas silencios eternos. Porque los silencios otorgan como aquél que calla. Y claro, así, pues no. 

Plantéate si es que igual no te importa lo suficiente o tanto como creías. Y ya.

Que todo el mundo se hace llamar honesto y humilde, y Doña Honestidad tiene la Humildad descontextualizada. Qué cosas oye... tanta personalidad propia mal entendida. ¿o era ego? Será cosa de la amnesia colectiva.

He aprendido que la gente siembra rencor por doquier antes de dialogar. Que prejuzgan sin saber, sin conocer. Que todo el mundo lo sabe todo de los demás, y a veces deberían ser mejores conocedores de su propia existencia. 

¿Por dónde iba? Ah, sí, que voy a seguir coleccionando momentos. Que el valor de lo intangible siempre suma, y no resta como las actitudes condicionadas por lo ajeno.

Insisto, no es necesario complicarnos la vida, ella sola ya lo hace maravillosamente. 


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