Me dijeron que no sería capaz... y esta fue mi respuesta. Me dijeron que no llegaría... y así reaccioné.
Me dijeron que la vida es dura, y me reí diciéndoles que yo lo soy más. Que por eso me tatué "Resiliencia" en el lienzo de mi piel, por si me olvidaba. 👊🏻
Me dijeron que sufriría. Y yo les dije que perfecto, que haría del sufrimiento uno de mis mejores aprendizajes. La vida es eso, aprender a crecer y evolucionar con uno mismo para poder aportar a los demás. Pero aceptando que tenemos derecho a los días donde estamos encantadoramente insoportables. Esos en los que no me aguanto ni yo. 😊
Y aquí sigo, riéndome de la vida con ella, y de mi, de mi me río mucho. Es el principio fundamental para aceptarse uno mismo como es, siendo perfectamente imperfectos, afortunadamente.
Y qué gustazo estar llena de taras, oiga!! Esas que nos hacen ser quienes somos para que no puedan clonarnos. Eso que hace dejar huella... la tuya propia, y no la de otros. 😉
Mi vida ha sido, y a veces sigue siendo, una montaña rusa. Seguro que la tuya también ¡¡Ríete tú del Dragon Kan!! Pero de eso va la cosa. De esos vaivenes que nos ponen a prueba la paciencia y la no-paciencia de la que muchos somos dignos prescriptores de ella. De la impaciencia, claro.
Soy la personificación de la Teoría del Caos. Esa que dice que algo tan insignificante como el aleteo de una mariposa puede desencadenar un huracán en el otro extremo del mundo (Efecto Mariposa). Pocas personas han logrado sosegarme en mi existencia, os lo garantizo.
En todo caso, vida mía, sí, tú, esta que reside en mi desde hace 40 años. Sigue acariciándome la piel, las entrañas y las heridas cicatrizadas, que yo seguiré demostrándo(te)me que soy la vida andando a tus anchas (y a las mías) como me dijo alguien una vez. 💙
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