sábado, 1 de abril de 2017

Bendita imperfección...

Y nos ofuscamos. 

Sí, ofuscarse, obsesionarse, cegarse, obnubilarse y tantos sinónimos como queráis añadir al hecho de aferrarse a un estereotipo, precisamente, creado por una sociedad imperfecta que busca la perfección donde no la hay y donde, afortunadamente, nunca la habrá.

Qué manía esa, la de querer ser perfectos, cuando la perfección más absoluta es, curiosamente, la IMPERFECCIÓN.

Con lo fácil que es pensar que nuestras imperfecciones nos hacen ser inclonables, únicos, IMprescindibles para muchas personas (sin apegos, por favor), INcondicionales, IRremplazables, INdispensables.

Maravilloso ser humano... cuánto te (nos) queda por aprender ¡¡Y lo bien que sienta querernos con taras!!



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