martes, 22 de agosto de 2017

Permítete caer

Permítete caer. De verdad, no pasa nada. Permítete ser humano, SER-HU-MA-NO. 😌

Permítete tropezar, desfallecer. Permítete colisionar con tu existencia, con la vida que te da cobijo... que te alberga y te refugia.

Permítete besar el suelo de la derrota durante unos segundos... minutos... el tiempo que creas conveniente para poder coger impulso y cruzar la tormenta.

Permítete pensar que caes con la condición de que luego te levantarás con más fuerza para llegar más lejos. 

Nos ofuscamos con las caídas. Y claro, así, no. No ni hablar. Pero con cada una de ellas alimentamos la resiliencia que reside en nosotros. Sí, en todos y cada uno de nosotros. 

Resiliencia, qué preciosa palabra. Qué bonita eres. Sí, bonita por lo que conllevas. 

Porque nunca se es tan fuerte como cada vez que tienes que levantarte de la caída. De todas ellas, claro. De cada una de ellas, por supuesto. 

Y aquí andamos, como si la vida nunca nos hubiera golpeado. Qué tonta ella. Qué tonto tú, que crees que no vas a volver a caer. 


De verdad, insisto, permítete caer. No pasa nada mientras luego cojas impulso desde el suelo.


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