Hace días leí: "Una zona de confort es un lugar hermoso, pero nada crece ahí". No puedo estar más en desacuerdo. En nuestra zona de confort crece lo que nosotros plantamos y lo que queremos hacer crecer.
También leí: “La vida empieza donde termina tu zona de confort.” Y me hizo pensar. Pues creo más bien que es lo contrario. La vida empieza donde tú decides que empiece tu zona de confort. Creo, personalmente, que ésta la tenemos mal entendida. Desde mi punto de vista pienso que hay dos tipos de zonas de confort.
Una, la que te hace entrar en la rutina que consume. Esa desidia que a veces provoca la conformidad. Ser conformista no es malo, simplemente es una actitud que mucha gente tiene y que, a algunos, les va bien y les sirve. Sencillamente, porque no esperan ni aspiran a más. Totalmente respetable. Personas que han decidido que ese espacio que habitan, tanto el físico como el mental y el emocional, ya les está bien y se conforman en seguir viviendo sus tranquilas vidas. Seguramente con sus problemas y preocupaciones, porque todos las tenemos. Pero no se involucran más de lo que ellos creen que es necesario.
Acertado o no, es su decisión. Y es probable que muchos de ellos piensen que su vida es dura, difícil, pesada, ardua, aún estando en una zona de confort personal que desde lo ajeno vemos que seguramente podría ser mejor, o no, pero… ¿quiénes somos nosotros para juzgar su situación y, sobre todo, su decisión?
Luego estamos los inconformistas. Esos que luchamos cada día por romper la rutina. Por romper los estereotipos que son considerados como parte de las masas que nos dominan. Nos gusta romper los moldes de nuestra propia existencia. Innovar, descubrir y transgredir esquemas de aquello que nos dicen que no puede ser transgredido. Somos inconformistas natos. Inquietos… rebeldes por naturaleza.
¿Y la zona de confort de éstos segundos? ¿Existe? Pues claro que existe. Todos tenemos nuestra zona de confort. La mía la estoy creando día tras día. Esa en la que voy añadiendo todas mis aventuras y desventuras diarias, mis anhelos y mis deseos, mis inquietudes… mis proyectos y mis retos, los logrados y los que están pendientes de lograr. Pero ahí están, dentro de la zona de confort que me he creado yo, una inconformista que lucha para seguir creciendo entre las masas que abundan. La estoy haciendo a mi medida, la que yo he decidido, esa en la que me encuentro sumamente a gusto. Pero no por ello es menos complicado.
Porque en nuestra zona de confort crece lo que nosotros queremos, creamos y hacemos crecer. Es cuestión de actitud y perspectiva. Así de fácil.
Querida amiga.
ResponderEliminarLeyendo tu interesante artículo sobre la zona de confort me ha traído a la memoria una imagen o una inspiración.
Estoy en la playa.
La mañana se presta a sumergirse en las frescas aguas que me mecen.
Me adentro, sin prisa pero sin pausa hacia la inmensidad que me acuna pero que respeto.
Transcurrido un tiempo, me giro, veo allí al fondo y a lo lejos un quieto mar de arena sobre el que pululan diminutos seres bípedos y cuadrúpedos.
Aquí me siento enorme abrigado por la infinitud de la mar que me arropa; pero a la par me siento igualmente frágil, muy frágil, apenas un leve suspiro y ya no soy.
Braceo, con la misma cadencia que al alejarme, hacia la orilla y cuanto más me acerco, más siento la necesidad de plantar mis pies sobre el suelo.
Buenas tardes Antonio.
EliminarBuena metáfora. Al final, la vida es un sinfín de tomar decisiones constantemente. Debemos ser consecuentes siempre.
Saludos!!
Èlia me ha gustado mucho tu reflexión y las dos opciones que cuentas son muy certeras.Aunque me pasa por la cabeza otra opción más: las personas que están en zona de confort y no saben salir de ahí y son inmensamente infelices, porque no avanzan, no están conformes pero no reaccionan ante la desidia y cuando eso es así durante años, no crece nada ahí excepto malas hierbas.Y como bien dices al final en nuestra zona de confort crece lo que creamos,queremos dependiendo de nuestra actitud.pero en este último caso creo que si aplicaría la frase:"Una zona de confort es un lugar hermoso, pero nada crece ahí". matizando las diferentes zonas que existen.
ResponderEliminarUn besazo chica guapa :*
Buenas tardes Pury.
EliminarGracias por tu comentario niña. Esta tercera opción, para mi, entra en la primera de las que menciono. Ya la había contemplado. Por eso comento lo de la desidia y el conformismo. Este último suele ser el inicio de la infelicidad.
Un abrazo muy grande :)
En la zona de confort es donde llega el acomodo, y con ello, las pocas ganas de superarse. Así lo veo, yo, al menos. Muy buena entrada, señorita. Que tenga buena noche. Por cierto, ¿ha leído a Mendoza y La ciudad de los prodigios? De no ser así, o de ser así, le invito, si quiere, a que se pase por la última entrada de mi bitácora. Espero que la disfrute.
ResponderEliminarhttp://www.ourgodsaredead.blogspot.com.es/2015/03/la-ciudad-de-los-prodigios-un-retrato.html
Buenas noches Alex.
EliminarMuy respetable tu opinión, que es la de la mayoría. Por ese motivo también he querido plasmar la mía, porque está fuera de lo habitual, y creo que es necesario que se conozcan todas las perspectivas.
Gracias por el aporte.
Saludos.
Hola amiga:
ResponderEliminarMe parece muy acertado tu punto de vista de la Zona de confort en ambos sentidos en q lo indicas y dependera de cada uno permanecer en el q elijamos.
Saludos cordiales linda!!!
:D
Buenos días Sara.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Saludos y feliz jueves :)
Conformistas y no conformistas. Podría decirse que todos estamos en ambos grupos a la ves, pues en ciertas áreas podemos ser de uno u otro bando. Conformistas o no de un trabajo, los pasatiempos, la comida, el amor, etc...
ResponderEliminarSe puede juzgar a alguien de conformista porque uno no lo es en esa área en la que lo evalúa. Inclusive esa área que uno cree pilar en la vida, puede no serlo para la otra persona.
Concuerdo con usted cuando dice "En nuestra zona de confort crece lo que nosotros plantamos y lo que queremos hacer crecer". Agregando que podemos crear un bosque allí, del cual podemos pensar que no es suficiente su extensión, su flora, su hábitat, etc, o pensar que es el lugar que siempre se idealizó y logró alcanzar. El tema derivado sería, ¿se deja de ser feliz por dejar de buscar? suponiendo que la felicidad es un proceso/camino para llegar a la meta y no la meta misma...
saludos
Buenos días Elias.
EliminarGracias por tu comentario, que me parece de lo más interesante. Aunque no comparto que estemos todos en el mismo grupo. Si bien es cierto que tenemos momentos de desidia, incluso los que nos encontramos en la que yo llamo segunda zona de confort, eso no nos incluye en la primera porque es momentáneo.
No hablo de un tema concreto. Cuando digo ser o no conformista, generalizo en muchos término de la misma vida. Cuando uno no es conformista, habitualmente no lo es en casi nada. Que no digo que en alguna cosa sí lo sea, pero no con la mayoría.
En ningún momento hablo de dejar de ser feliz por dejar de buscar. Precisamente lo que digo en el inicio de mi reflexión es precisamente que la primera zona de confort es válida para quien la vive seguramente, y que posiblemente sea feliz así, cosa muy respetable, pero que yo personalmente, por se como soy, no comparto.
Gracias y saludos.
Tu reflexión me ha sugerido preguntas.
ResponderEliminar¿No te parece que a veces de repente todo el mundo tiene que salir de la zona de confort? ¿o todo el mundo tiene que ser emprendedor? ¿o todo el mundo tiene que ser el mejor?...
Tengo la sensación de que a veces nos empeñamos en poner etiquetas y en hacer que todos "comulguen" con una serie de mensajes...¿por qué? cada cuál tiene su zona de confort y es su decisión salir o no de ella. ¿Por qué debe salir si uno se encuentra cómodo y feliz? ¿por qué se debe generalizar?
La zona de confort no es buena ni mala, depende de como cada uno de nosotros se sienta en ella. Para una persona que quiere hacer cosas, probablemente tiene que salir, es difícil, da miedo...pero se avanza. Una que está bien, no es necesario que se mueva, si es feliz.
Al final de lo que se trata, según mi humilde opinión, es de escuchar al otro, más ponernos en el lugar del otro y menos consejos.
Un saludo
Buenas noches Conchita.
ResponderEliminarEn primer lugar, disculpa la demora de mi respuesta, pero tu comentario no me apareció en el mail y lo he visto ahora como comentario pendiente en el gestor del blog.
En ningún momento he dicho que debamos salir o entrar en la zona de confort. Precisamente comento que cada uno tiene su zona de confort. Pero seguramente la mía no sea válida para otra persona y viceversa.
Lo que he intentado decir es que la zona de confort la labramos a nuestro antojo. Una zona de confort también es existente incluso para los hiperactivos como yo. Pero al fin y al cabo es la zona, el espacio y el entorno que yo he decidido crear a mi alrededor y que es, en definitiva, el lugar donde me siento a gusto y crezco como persona.
Todos tenemos nuestras ambiciones, o no, pero lo que sí debemos tener es RESPETO para con los demás. A partir de ahí, que cada uno haga lo que más feliz le haga o lo que mejor le convenga. Por eso hablo de la zona de confort mal entendida, porque el ser humano ha generalizado este concepto como algo negativo, y no puedo estar más en desacuerdo.
Gracias por tu comentario y saludos :)