lunes, 29 de diciembre de 2014

Mi vida sin riesgos carecería de sentido...

Buenas y frías noches a todos. Así se presenta la mía, pensando en un año más que finaliza dentro de unas horas. Y agárrate 2015 porque no tengo intención de dejarte (quedarme) indiferente.

Foto: Google Search

”Escuchando ‘The snow prelude nº 15’ de Ludovico Einaudi, mi compositor y pianista favorito. Dejo que transcurran los minutos pensando en cuánto he vivido, cuánto he hecho y cuánto me queda por hacer. Si bien me faltarán vidas para realizar todos mis sueños, estoy procurando cumplir los que Alguien me enseñó a priorizar.

La vida es tan sumamente corta que ayer era una niña de tres años que recuerda con asombrosa entereza y claridad algunos momentos de entonces como si hubieran sido ayer. Y hoy… hoy soy alguien que procura vivir con intensidad cuanto siento, cuanto soy capaz de disfrutar y aprender al unisono. Alguien que tropieza con los socavones de la vida. Alguien que no sabe cuán largo es el futuro porque mañana… mañana ya casi es hoy.

Recuerdo con nostalgia seres humanos imprescindibles en mi existencia que ya no están para abrazarles, para escucharles, para reírme con ellos… para quererles en vida. Pero están en mis acciones, en mis actitudes, en mis pensamientos, en esa parte de mi que me ha hecho ser mejor persona. O al menos eso parece que han logrado al cruzarse en mi camino… o yo en el de ellos.

La vida es tan insultantemente corta que cuando nos percatamos de que el tiempo transcurre, muchas veces, a una velocidad de vértigo, nos damos cuenta que éste se desliza abrazando el futuro de forma pasada. Que las oportunidades hay que saber aprovecharlas. Lo de que nunca vuelven es incierto, pero sí que lo es que se presentan en otro formato, con las dificultades que ellas conllevan al aceptarlas. La vida sin riesgos, al menos para mi, carecería de sentido… ¿y la tuya?”


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