Luchadoras, trabajadoras, cabezotas, tercas y testarudas. Chillonas, agobiantes, pesadas e incluso con un Master en detectar mentiras y problemas. Sí, sí, lo tienen!! Huelen a millas cuando ocurre algo solo descolgando el teléfono cuando te llaman.
- Hola hija, ¿qué tal? Hace días que no hablamos.
- Hola mamá.
- ¿Estás bien? ¿Qué te pasa? ¿Ocurre algo? ¿Te ha pasado algo? ¿Estás enferma? ¿Triste? ¿Preocupada?
- O.O estoooo... (mi madre me ha puesto una cámara oculta y un radar de la NASA, seguro...) #OMG
Tienen un don... o mil!!! Tienen súper poderes que las hacen únicas. Sin las madres, este mundo sería un lugar vacío (en todos los sentidos).
Foto: Chapas PowerPrint
Foto: Google Search
Y si no fuera por las madres, al menos la mayoría (y me incluyo), no seríamos quienes somos. A la mía le debo la vida, no una vez, sino dos, por las circunstancias de hace ya muchos años. Y era ayer cuando me perdías y no me soltaste. Te agarraste a mi de la forma más indescriptible, más incondicional, más extraordinaria, más humana... más tú. A pesar de las consecuencias, nadando contracorriente, luchando por sobrevivir en medio de la tormenta. Pero como siempre me has enseñado, cada día sale el sol.
Ningún ser humano es capaz de hacer lo que hace una madre por sus hijos. Fueron momentos duros que los recordamos como una anécdota más para nuestro aprendizaje en este camino llamado vida. Y hoy, como podría ser mañana o hace tres días, o como puede ser dentro de dos meses, te doy las gracias una vez más, por ser y estar. Gracias por la familia que has creado, que habéis creado entre tú y papá.
No puedo estar más orgullosa de los padres y las hermanas que tengo. Sois mi vida, junto con el Gruñón... GRACIAS por ser mi aliento, mi punto de apoyo, quienes, cada uno a su manera, sois capaces de hacerme crecer cada día.
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