lunes, 21 de septiembre de 2015

Si algún día tengo Alzheimer, no quiero olvidar mis recuerdos... es lo único que me llevaré cuando ya no esté.

Hoy es el DÍA MUNDIAL DEL ALZHEIMER. Hace un año publiqué esta reflexión personal que reitero de nuevo después de este párrafo. El ser humano es quien debe cuidar al ser humano. Debemos facilitarnos el camino de la vida de manera más llevadera, y cuánto más nos necesitan por sus debilidades, más humanos debemos ser con quienes requieren de nuestra lucidez, ayuda, comprensión y compasión. Pero sobre todo, RESPETO Y AMOR.

”Hoy nadie se acuerda de las mentes perdidas. Esas mentes que a través del tiempo dejaron de ser conscientes de la realidad, evadiéndose sin propia voluntad a un pasado que el recuerdo les ha marchitado las experiencias vividas.

Esas mentes que el agotamiento del hacer se las ha ido llevando en el andar de su propia existencia. Esos seres humanos indefensos ante el poder que radica en esa mente compleja que descontrola los impulsos… llevándolos a su merced.

Esas esencias indefensas que traducen el pasado en presente, y el presente en futuro incierto. Esa degeneración de los pensamientos, de la edad de las historias, del temple adquirido a lo largo de la vida, del sendero de la misma que, arduo, les conlleva el agotamiento.

Esos seres humanos, esas personas, seres con sentimientos que en su día nos conocieron, nos cuidaron, nos quisieron… esos seres tiernos que ahora, justo ahora, es cuando más nos necesitan. Hoy es el DÍA MUNDIAL DEL ALZHEIMER, pero su lucha y el cuidado de éstos, es CADA DÍA.

Si algún día tengo Alzheimer, procurad que no olvide mis recuerdos. Porque al final, es lo único que me llevaré cuando ya no esté."




Fotos: Google Search


sábado, 5 de septiembre de 2015

Revivir cada día para que no se marchite... la vida.

El paso del tiempo consume las horas, los minutos, los segundos... y la esencia de lo consumido. Cubre con nostalgia el paso del tiempo, ese que se disipa cuando el camino está lleno de obstáculos que la existencia deshabita. Vacíos que permanecen latentes porque no los borramos, sólo los tapamos.

La sin razón de lo vago, de lo transeúnte que deambula entre la sociedad marchitada. Esa sin razón de los golpes que da la vida y que dejan en silencio lo compartido, las experiencias que no enseñan porque lo sabido no sirve. No al menos para el aprendizaje que quedó en el letargo... sin utilidad porque lo cubrimos de polvo, de historias banales que ocupan espacio que no aporta.

Veo transcurrir el veloz tiempo ante mi vida. Nostalgia de un presente porque el pasado ya está vivido. Temores de un futuro que aún está por llegar pero que se controlan siempre que son compartidos.

En un lado, tú. En el otro, la vida. Y entonces decides fusionar el deseo de tus sueños con la realidad que dibujas a cada paso. El resultado es el aprendizaje de lo incomprensible, de lo inerte, de lo que muere en el camino y de lo que haces revivir cada día para que no se marchite.