Caer y levantarte. De eso va la vida.
Sacudirte el lodo y volver a la carga aunque la vida se ponga muy puta. Que se pone, ¡¡vamos si se pone!!
Nada de "borrón y cuenta nueva", que lo "malo" vivido es lo que nos enseña a aprender.
A sobrevivir.
A crecer.
A mejorar.
A evolucionar.
A mutar si es necesario... y punto.
De eso va la vida, de aprender a ser resilientes. A reírnos de las heridas para aprender a curarlas a lametazos.
Y qué bien sabe la satisfacción del sosiego cuando cicatriza por méritos propios, oye.
Y así, sí.
Sí siempre.
Sí, sin duda.
Sin dudas.
Si dudas, no.
Con dudas, no.
Con decisiones. Incluso sin decisiones convertidas en decisiones en sí mismas.
Esas no decisiones que vestimos con soberbia entereza dictando sentencia. La sentencia de creer en el amor propio.
SUPERVIVENCIA, del verbo "borrón y sonrisa nueva". Eso es lo que realmente importa. Eso es lo que realmente importas. Suelta... y ya.
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